Sahara Occidental: Todas las guerras son evitables.

Este es el título que nuestro Yayo Ovidio ha escrito para el periódico Madrid en Acción, y que reproducimos aquí

Han tenido que volver a sonar los cañones en el Sahara occidental para que la mayoría de los españoles recordemos que tenemos una deuda con el pueblo saharaui. Hace 45 años, el 14 de Noviembre de 1975 nuestro Rey Emérito firmó los “Acuerdos Tripartitos de Madrid” en los que se repartía el Sáhara Occidental, la 53 provincia española, entre Marruecos y Mauritania. Esta firma auspiciada por la CIA abocó de hecho al pueblo saharaui a una guerra con Marruecos que duró hasta 1991, dejando un reguero de muertos, heridos, mutilados, exiliados y un muro de 2.700 kilómetros con decenas de millones de minas, dividiendo el territorio.

Marruecos y el Frente Polisario firmaron en 1991 un Plan de Paz aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el que se prevé un referéndum en el plazo de 6 meses para votar por la integración en Marruecos o la independencia. Marruecos dilató primero el referéndum y luego abiertamente se negó a realizarlo, sin que la comunidad internacional haya hecho nada útil.

En las distintas manifestaciones que desde Yay@flautas hemos realizado contra las guerras y el sustancioso negocio del comercio de armas, una de las frases favoritas ha sido: “Todas las guerras son evitables, paremos la siguiente”. Ciertamente no sirve de mucho lamentarse de lo mal que está el mundo y de la crueldad de las guerras. Es necesario pasar a la denuncia y de la denuncia a la acción para que las relaciones entre los pueblos sean más justas y hagan innecesarias las guerras. Los Acuerdos de Madrid fueron un injusto abandono y una venta del pueblo saharaui no sabemos todavía por cuántas monedas.

A menudo los errores de los gobiernos los acaban pagando los pueblos y son los propios ciudadanos quienes tienen que forzar un nuevo rumbo. Todavía estamos a tiempo de evitar una nueva y abierta confrontación entre saharauis y marroquíes. Lo primero es exigir al gobierno español que asuma sus responsabilidades y lidere una solución justa y democrática que pasa inevitablemente por la celebración del referéndum. No es fácil y no se harán esperar chantajes por parte del gobierno marroquí pero si los gobiernos ceden al chantaje ante las injusticias, ¿qué credibilidad pueden tener?

A menudo las injusticias se perpetúan por el silencio cómplice de las mayorías. Nos toca denunciar la violación de los Derechos Humanos en Marruecos y especialmente en el Sáhara, la represión del pueblo saharaui en su propio territorio y la situación de permanente vulnerabilidad de las mujeres. Pero sobre todo, nos toca denunciar y actuar contra el expolio de los recursos. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó en 2018 que la explotación de recursos del Sáhara debe contar con el consentimiento del pueblo saharaui para ser acorde con el Derecho Internacional.

Marruecos explota y exporta los recursos pesqueros de las costas del Sáhara, sobre todo sardina y pulpo, lo mismo ocurre con los recursos mineros. Buen número de empresas del IBEX-35 tienen intereses en el Sáhara ajenas al sufrimiento y el dolor. Ya sabemos que las grandes empresas no tienen corazón y que los Derechos Humanos no aparecen en sus balances. Sin embargo, está en nuestras manos como consumidores tocar el nervio central de su cuenta de resultados. Seguir el rastro de ese comercio injusto y llamar al boicot a las empresas beneficiarias puede ser una buena medida para hacerlas cambiar de opinión. De las 50.000 Toneladas de pulpo saharaui que Marruecos pesca cada año, buena parte son consumidas en España. El mismo rastro se puede seguir de otros productos y empresas beneficiarias.

En estos momentos, miles de familias españolas que hemos participado en el programa “Vacaciones en Paz” acogiendo a niñas y niños saharauis de los campamentos de Tinduf estamos con el corazón encogido viendo que sus padres se van a la guerra y que si no la paramos, muchos pasarán a engrosar la larga lista de huérfanos. ¡Hagamos justicia, paremos la guerra!