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La feria de armas FEINDEF: el negocio de la guerra

Os dejamos aquí el artículo que nuestro Yayo Ovidio Bustillo ha escrito para el periódico Madrid en Acción

Por duro que parezca hay personas que se lucran con el sufrimiento y la muerte de otros. No estoy pensando en funerarias, sino en ferias de armas como la que acabamos de tener en Madrid, que abastecerá las guerras presentes y futuras para beneficio de unos pocos señores de la guerra y para desgracia de millones de inocentes. Estas ferias no caen del cielo, cuentan con la complicidad de nuestras instituciones: Ayuntamiento, Comunidad, Gobierno central, Ministerio de Defensa, de Interior… Podríamos pensar que el negocio del comercio de armas es cosa de malhechores malencarados, nada más lejos de la realidad, está en manos de nuestros bondadosos políticos que besan niños y abrazan vacas en campaña electoral, de nuestros bien acicalados generales de pelo en pecho y abundante medallero, de exitosos y elegantes empresarios y hombres de negocios bien encorbatados y con discreto perfume a macho universal. Juntos conforman lo que se ha dado en llamar el Complejo Político-Militar-Industrial, con puertas giratorias bien engrasadas que permiten con pasmosa facilidad pasar de un estamento a otro. Tienen una lógica propia y defienden los intereses comunes, de modo que la política está marcada por los intereses de este poderoso lobby. No en vano España es la octava exportadora mundial de armas, lo que nos ha metido en una dinámica infernal de apoyo a guerras y otras formas de dominación y control por todo el mundo. Actualmente estamos implicados en 20 “misiones” militares.

Desde Desarma Madrid iniciamos la campaña contra la feria de armas FEINDEF, que tuvo lugar en IFEMA del 17 al 19 de mayo, con un acto en el Teatro del Barrio el 25 de abril. Yayoflautas de Madrid también dedicamos tanto el lunes 8 de mayo como el 15 a denunciar en Sol la infame feria que se avecinaba. Para el mismo día que comenzó, La Prospe convocó una protesta ante el Nostrolito, donde está enterrada la guerra, en la plaza de Prosperidad. El día 18 una acción sorpresa llenó de colorido activista la rotonda de acceso al IFEMA. Nos esperaba numerosa policía y actuaron con una brutalidad desmedida e innecesaria, haciendo caso omiso de que no necesitan ejercer violencia frente a personas que no la van a usar contra ellos. Varias personas sufrieron lesiones, alguna de consideración. Quiero pensar que por parte de la policía solo hubo mala praxis y no mala fe. El día 19 habíamos convocado una concentración comunicada ante el Cuartel General del Ejército en Cibeles, como en otras ocasiones. Para nuestra sorpresa estaba la fachada totalmente acordonada con despliegue policial a todo lo largo, además de varias furgonetas en la calzada, un despliegue y despilfarro de recursos totalmente innecesario para apenas un centenar de pacifistas ¿peligrosos? Nuestro mayor peligro es que podemos pensar y rebelarnos frente a las imposiciones del patriarcado militar.

Hemos de reconocer que no hemos tenido la suficiente fuerza para mandar de paseo a los señores de la guerra con sus mercancías de muerte. Salvo algunos modestos medios, ninguno de los grandes medios de comunicación se ha hecho eco de nuestra protesta, no por ello menos legítima y necesaria. Es cierto que la idea de que los gastos militares se dediquen a necesidades sociales va tomando peso y es frecuente oír en distintas manifestaciones “gastos militares para escuelas y hospitales” y para muchas necesidades más. ¿Os imagináis todo lo que se podría hacer con los 48.800 millones de euros que dedicaremos a sostener el militarismo y las guerras? En los sucesivos consejos de ministros en lo que va de año se han aprobado 10.000 millones extra de gasto militar, un saco sin fondo que nos quita la vida, el chiringuito más costoso y más mimado, sin ruido ni debates mediáticos, no sea que nos enteremos del despropósito militar. La propaganda de guerra quiere que asumamos con naturalidad que hay que apretarse el cinturón para alimentar sus guerras. No lo consintamos, más armas significa más muertes, más destrucción, más dolor para poblaciones ya empobrecidas. Poner la vida en el centro, luchar por la seguridad humana, centrarnos en los cuidados de las personas, los colectivos, los ecosistemas y el planeta nos lleva necesariamente a enfrentarnos al militarismo que atenta contra toda forma de vida y nos roba los recursos. En 2025 tienen intención de volver a Madrid para una nueva feria de armas. Tenemos que prepararnos desde ahora para decirles con una voz que no se pueda acallar: “¡Fuera de Madrid los señores de la guerra!”. Nos va la vida en ello.