Iglesia, impunidad feudal
Los abusadores dentro de la Iglesia cuentan con el silencio de victimas atemorizadas o presionadas, y cortes judiciales que no desean inculpar a miembros de la Iglesia, para dejar pasar los periodos necesarios para que los crímenes cometidos prescriban. Pero, incluso cuando un monstruo abusador es juzgado, sus coleguillas trivializan su “faltas”. Y así sucede que la expulsión de la Iglesia del cura acusado de pederastia en Mallorca ha despertado la solidaridad de otros colegas de la isla, que en lugar de compadecerse de las víctimas, apoyan a un párroco que se puede enfrentar a hasta 18 años de cárcel por “gravísimos” delitos sexuales, como los define la propia Iglesia. A Pere Barceló, de 60 años, le acusaron tres mujeres de haber abusado de ellas cuando eran menores. Una de las víctimas relata violaciones durante dos años.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/25/actualidad/1364209319_569175.html
La estructura antidemocrática, de camarillas y métodos coercitivos que existe en la Iglesia católica, además de su filosofía atrasada en más de un siglo y un funcionamiento que aun preserva la metodología de la Edad Media, otorga al cura, obispo o cardenal los mismos derechos extraordinarios y de impunidad que se le garantizaba por entonces a los señores feudales.
Cada individuo debe mantener el derecho de relacionarse con la fe religiosa que prefiera y en lo privado sostener la iglesia que le plazca. Lo que no puede existir y debe eliminarse de inmediato y de raíz, son privilegios que le permiten a los eclesiásticos estar por encima de los ciudadanos comunes.
Se requiere una separación absoluta del estado y los gobiernos de la iglesia, cualquiera sea esta y se deben eliminar todas las excepciones impositivas y legales que hoy benefician a instituciones reaccionarias, anidemocráticas y promotoras de desigualdades.
Montones de crímenes que se cometen en el nombre de la religion, lguerras y actos de terrorismo y de corrupción llevados a cabo por personas que dicen servir a Dios. No dejo de pensar que no está tan lejos nuestra España, tan poco laica y tan preñada de sectas religiosas, del suceso que hace unos días aparecía en los periódicos:
“Una niña de 15 años que fue violada por su padrastro, fue sentenciada en las Islas Maldivas a recibir 100 latigazos por mantener relaciones sexuales prematrimoniales”.
Las mujeres, quienes más tienen que perder con el florecimiento de ese gran imperio de mentiras y jerarquías que son las religions, siempre beligerantes con los derechos humanos de esa mitad de la población, deberían unirse y organizarse porque el paisaje que para ellas se vislumbra es aterrador.