Yay@flautas: Abuelos en guerra

Fuente: 20Minutos

«Los yayoflautas somos hijos del 15-M, porque nacimos después, y como consecuencia del movimiento que comenzaron los jóvenes en las plazas de toda España. Fuimos nosotros los que nos incorporamos a su lucha», sentencia Antonia Jover. Jubilada, setenta y tantos años, con una larga experiencia de activismo social forjada en la lucha contra el franquismo. Este podría ser el retrato robot de muchos yayoflautas, pero no de todos. Es cierto que la mayoría han estado vinculados a sindicatos y partidos de izquierdas y conocen la clandestinidad y algunos incluso la cárcel. Pero también hay otro grupo menos numeroso de personas mayores que, indignados por los escándalos de corrupción y preocupados por el futuro de sus hijos y nietos, están dando ahora sus primeros pasos en el activismo social.

 

En cualquier caso, a todos les une, además del descontento por el desmantelamiento del Estado del bienestar, la disponibilidad de tiempo libre para dedicar al colectivo, ya que la mayoría son jubilados. Ello convierte a los yayoflautas en uno de los movimientos sociales más activos, con asambleas regulares en las que deciden las ‘travesuras’, como les gusta llamar a sus acciones, que van a desarrollar.

 

La primera  de estas ‘travesuras’ se produjo el 27 de octubre de 2011. Ese día, con las principales plazas de las ciudades más importantes de España ocupadas por jóvenes indignados ante los recortes sociales y el desigual reparto de los costes de la crisis, un grupo de jubilados de Barcelona decidió unirse a la lucha con una acción en una sucursal bancaria. «Queríamos protestar por la especulación financiera y las multimillonarias ayudas a fondo perdido otorgadas a los bancos por el Gobierno», explica Antonia.

 

El nombre del colectivo surgió sobre la marcha

 

El nombre del colectivo surgió sobre la marcha. «Cuando íbamos hacia el banco, nos planteamos qué contestar si nos preguntaban quiénes éramos. Y a alguien –nadie se acuerda quién fue– se le ocurrió lo de yayoflautas, como un guiño a los jóvenes del 15-M, a los que recientemente Esperanza Aguirre había calificado de perroflautas».

 

A esa primera ‘travesura’ rápidamente la siguieron otras. En pocas semanas, los yayoflautas de Barcelona habían ocupado un Centro de Atención Primaria (el 28 de octubre), la delegación del Departamento de Salud de la Generalitat en Girona (el 4 de noviembre) y la sede de la agencia de calificación Fitch (el 7 de noviembre).  A partir de entonces, el movimiento empezó a crecer de forma imparable, gracias a su tirón mediático y a su gran actividad en las redes sociales, canalizando el descontento de miles de personas mayores de toda España. Florecieron espontáneamente agrupaciones autónomas de yayoflautas por toda la geografía nacional: Sevilla, Madrid, Valencia, Castellón, Palma, Córdoba, Murcia,…

 

«Yo alucino con cómo ha crecido el movimiento en tan poco tiempo, sobre todo después de haber resistido ante la dictadura durante 40 años.  Algunos se impacientan, y yo les digo: se nota que no habéis luchado contra el franquismo, porque ahí sí que tuvimos paciencia», reflexiona Antonia.

 

El movimiento desbordó pronto las fronteras  de España y aparecieron grupos de yayoflautas en Berlín, Colonia y Múnich. Antonia explica cómo surgieron los yayoflautas alemanes: «En una de nuestras ‘travesuras’, ocupamos el Consulado de Alemania y entregamos un manifiesto dirigido a Angela Merkel en protesta por los recortes y las políticas de austeridad. Esta acción se publicó en Alemania, donde por cierto también hay problemas y desahucios, y una serie de activistas alemanes decidieron unirse a nosotros».

 

Mientras tanto, los yayoflautas españoles han continuado con su intensa actividad, ocupando sucursales bancarias y dependencias gubernamentales en toda España. Incluso llegaron a tomar la Bolsa de Barcelona el 21 de septiembre de 2012. Al mismo tiempo, se han sumado a todo tipo de actos de protesta contra las políticas de austeridad. También han colaborado con otros movimientos sociales, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), a la que han ayudado a impedir desahucios y a presentar su iniciativa legislativa popular a favor de la dación en pago. Todo ello sin desatender la lucha por la recuperación de la memoria histórica, uno de sus principales estandartes.

 

Los yayoflautas llevan meses preparando cuidadosamente una serie de acciones para celebrar el segundo aniversario del 15-M y rendir así homenaje al movimiento del que se declaran descendientes. Además de participar en las movilizaciones organizadas junto a los demás movimientos sociales de la órbita del 15-M, los yayoflautas tienen preparada una ‘travesura’ especial para el 17 de mayo. Aunque no quieren desvelar en qué consistirá, Antonia asegura que «tendrá que ver con una noticia de actualidad». ¿Qué será?

 

Luis Sotillo

 

69 años. Jubilado

 

 

 

Luis Sotillo tiene 69 años, dos hijos y tres nietos. De padres ferroviarios, se pasó la infancia de acá para allá (Madrid, Murcia, Mora la Nueva, Alcañiz,…) hasta que se instaló definitivamente en Barcelona. Ha estado toda la vida vinculado al mundo del cooperativismo.

 

Llegó a Barcelona con 18 años, ¿no? Sí, fui uno de los muchos emigrantes de la época. Primero trabajé en un banco y después pasé a unos grandes almacenes, pero me enfadaba mucho con los jefes. Supongo que eso tiene algo que ver con lo que hago ahora. Así que monté mi propio negocio de gestoría para empresas.

 

¿Cómo llevaba lo del franquismo? La verdad es que no estuve en la lucha contra el franquismo. Yo he sido más del mundo de la cooperación, siempre he intentado que las personas que tienen una misma necesidad se unan para conseguirla. Fui tesorero de la Cooperativa Graciense de Vivienda, con la que construimos 3.000 viviendas en Barcelona.

 

¿Todavía existe? Desapareció hace 35 años porque no podíamos competir con las promotoras inmobiliarias. Nuestro método era a escote: primero poníamos el dinero y después hacíamos las casas. Había que comprar un solar, hacer los planos, pedir el permiso de obra y al cabo de dos años tenías las llaves. Enfrente, las promotoras te daban al momento las llaves y, claro, las letras.

 

Y así hemos acabado. ¿A usted cómo le ha afectado la crisis? A mí personalmente en nada. He perdido un poquito con las preferentes, pero es lo de menos. Yo si estoy en esto es por solidaridad. Si fuera por mí, me dedicaría a jugar a la petanca o a las cartas. Pero uno tiene una manera de ser, _y si de joven has sido rebelde, de mayor quieres serlo todavía más, porque te queda menos tiempo.

 

¿Cómo entró en contacto con los yayoflautas? Yo estaba muy indignado desde hacía cuatro o cinco años y andaba buscando algo. Un día los vi por la televisión y pensé: ¡eso es lo mío!

 

¿Qué son para usted los yayoflautas? Un grupo dentro del 15-M. No hemos inventado nada. Es más, muchos de los grupos que forman parte del movimiento ya existían desde hacía tiempo. Nos va bien estar tan atomizados, porque el poder piensa que así no nos vamos a unir nunca. Y nos unimos cuando nos interesa. Gracias a Internet estamos siempre conectados y, si hacemos un llamamiento, podemos ir todos. Entre tú y yo, ya estamos preparando el próximo aniversario del 15-M.

 

Celestino Sánchez

 

62 años. Jubilado

 

 

 

La mayor parte de los 62 años de Celestino Sánchez los ha dedicado a la acción política. Militante desde los 16 años en CC OO, fue diputado en el Parlament catalán en las filas del PSUC y el Partit dels Comunistes de Catalunya, además de teniente de alcalde en Barberà del Vallès (Barcelona). Es presidente de la Fundación Pere Ardiaca.

 

¿Dejó la política o se jubiló? Dejé de creer en la posibilidad de cambiar las cosas desde las instituciones. Vi que la principal función de los partidos políticos es colocar al máximo de personas en cargos públicos, en lugar de promover cambios en beneficio de las personas. Nuestra democracia carece de algo fundamental: la obligatoriedad de cumplir las promesas electorales.

 

¿Qué se ha hecho mal? El poder financiero ya no tiene miedo a los trabajadores, como pasaba durante la Guerra Fría. Por eso nos están quitando todas las conquistas logradas en esa época, como la Seguridad Social, la educación, los servicios públicos y el Estado del bienestar. Hay que conseguir que nos vuelvan a tener miedo. Por supuesto, sin violencia.

 

¿El Parlamento controla al Gobierno? Si el Gobierno se vio obligado a revisar la normativa de ejecuciones hipotecarias no fue gracias a la oposición, sino a la PAH. ¡Desde los movimientos sociales se puede cambiar el sistema, desde los partidos, no!

 

¿Y cuándo llegará el cambio? Los cambios históricos no se producen de golpe. El agua no pasa de estar en calma a hervir de repente, sino que van apareciendo burbujitas poco a poco y cuando te quieres dar cuenta, está hirviendo.

 

¿Burbujitas como el 15-M? ¡Es un soplo de aire fresco! Recuerdo aquellos días en las plazas, me encantó ver la frescura con que los jóvenes recuperaban nuestras consignas de toda la vida, modernizándolas.

 

Ahí se fraguó el colectivo de los yayoflautas… Sí, ahí nos encontramos viejos conocidos de la lucha social y poco a poco fuimos montando el movimiento. Tiene algo de rebelión contra la jubilación. Cuando te haces mayor, te jubilan de todas partes, te hacen sentir inútil. En este movimiento podemos aportar a la sociedad toda nuestra experiencia de lucha. Que no es poca.

 

Dora Martínez

 

Perito de seguros

 

 

 

Dora Martínez es una yayoflauta atípica. Es de las pocas que todavía trabaja «y de las únicas que no tiene un pasado de lucha, como dicen ellos». Nació y ha vivido toda la vida en Barcelona. Madre soltera con 21 años, siempre ha sido «muy follonera» y ha tenido problemas en el trabajo por ponerse «del lado del más débil».

 

Debió ser duro ser madre soltera en aquella época. La verdad es que no, mi familia siempre me ha apoyado en todo. He tenido suerte, no he tenido problemas en la vida. Aunque siempre he llevado muy mal la injusticia.

 

Pero hasta ahora nunca se había dedicado al activismo… Nunca. Supongo que cuando te haces grande te vuelves más radical. Siempre había tenido una cierta inquietud, pero ni tenía tiempo ni había encontrado algo en lo que implicarme. Y ahora, como no tardaré en jubilarme, pensé que no me vendría mal alguna actividad. No sabía cuál podría ser, pero desde luego no sería jugar a la petanca ni mirar la tele.

 

Y un buen día descubrió a los yayoflautas… Sí, no recuerdo donde los vi, pero pensé «¡Este movimiento parece hecho expresamente para mí!». Así que los busqué por Internet y me puse en contacto con ellos. Empecé yendo a alguna asamblea y participando en alguna ‘travesura’. Ahora me ocupo, junto a otros compañeros, de las cuentas de Facebook y Twitter y del correo electrónico.

 

¿Le ocupa mucho tiempo? ¡Muchísimo! Y no solo las labores de comunicación, sino sobre todo las acciones, las manifestaciones, etc. ¡Los de la coordinadora nos vemos casi cada día! ¡No damos abasto! Pero vemos cómo la gente confía en nosotros y no podemos decir que no a nada que nos pidan.

 

¿Hay que protestar más? ¡Hay que reclamar más, en general! Yo me paso el día llamando a la compañía telefónica para reclamar, por ejemplo. Cada mes me miro bien las facturas y siempre hay algún error. Poco, dos o tres euros, pero llamo y cada mes me devuelven algo. Otro ejemplo: el año pasado tuve un ataque de estrés y me recetaron algunos medicamentos caros. ¡Y no he pagado ni un solo euro! Y lo mismo con Hacienda. ¡Yo lo que veo injusto no lo pago!

 

Juan Navarro

 

84 años. Jubilado

 

 

 

A sus 84 años, Juan Navarro se sigue tomando el activismo como un trabajo («¡Mis ocho horas no me las quita nadie!»). Nacido en Águilas (Murcia), es un militante histórico del PSUC y CC OO y visitó la cárcel en dos ocasiones. Es vicepresidente del Consell Sectorial de la Gent Gran del barrio barcelonés de Nou Barris.

 

Ha luchado mucho a lo largo de la vida… Empecé muy joven, en aquella época la vida te obligaba a luchar. Yo era semianalfabeto, porque durante la guerra mi familia se tuvo que refugiar en el campo. Llegué a Barcelona sin formación, y cuando fui elegido enlace sindical me apunté a una academia nocturna.

 

Y, además, se dedicaba al activismo. Salía de trabajar y me iba a la asociación de vecinos. Y después, si había que poner un semáforo pues allí me iba, si hacía falta una escuela cogía a mi hijo y nos íbamos a luchar por ella. ¡Esa es la filosofía que echo en falta ahora!

 

No se ha jubilado de la lucha, ¿verdad? Me dedico a la lucha desde que me levanto hasta que me acuesto. Cada día, tras el desayuno, voy al sindicato. También trabajo en la sede de mi distrito con diferentes asociaciones. Los últimos tres años he estado menos activo, porque tenía a mi mujer enferma de cáncer. Murió en marzo de 2012. Gran parte de mi lucha se la debo a ella, así que, cuando se fue, me dije: ¡ahora, a tope!

 

Y se metió en los yayoflautas… Una de las cosas más valiosas del movimiento es que en él hay mucha gente que ya luchó para lograr los derechos que ahora se están cargando. El día que ocupamos la Bolsa se lo dije a la Policía: «¡Señores, que les estamos defendiendo, que a ustedes también les roban, y a sus padres, y a sus hijos!». ¡Luchamos por defender una sociedad que nos costó mucho conseguir! ¡No pararemos de decirlo, que nos peguen si quieren!

 

¿Tropezamos con la misma piedra? Yo no pierdo la ilusión, lo tengo claro. ¡El ser humano siempre ha avanzado! Ahora la gente está más conectada y hay un descontento generalizado. ¡El sistema tiene que cambiar! ¡El mundo no puede seguir así! Estoy convencido de que los jóvenes se abrirán camino y cambiarán el sistema.

 

Antonia Jover

 

72 años. Jubilada

 

 

 

Antonia Jover (Madrid, 1939, año triunfal del franquismo) es hija de presos políticos y no nació en prisión gracias a que su familia se movilizó para que su madre pudiera dar a luz en casa, aunque sí dio sus primeros pasos entre rejas. Ligada al PSUC, ha vivido su vida de movilización en movilización.

 

¿Guarda algún rencor al franquismo? No les perdono que me borraran la infancia y la adolescencia junto a mis padres. Crecí con unos tíos de Alcalá, así que los primeros 16 años de mi vida, tan maravillosos para cualquier ser humano, no los viví con mis padres.

 

Forma parte del colectivo Yayoflautas… Desde el primer momento. Un día me llamó un amigo para explicarme que había estado comentando con otros compañeros que ahora, jubilados y con tiempo, no podíamos estar al margen de lo que estaban haciendo los jóvenes en las plazas, que no era justo que personas que habíamos luchado toda la vida nos quedáramos en casa con todo lo que estaba pasando.

 

Y decidieron actuar. Nos juntamos un grupo de compañeros para una acción en una sucursal bancaria. Queríamos protestar por la especulación financiera y las multimillonarias ayudas a fondo perdido otorgadas a los bancos por el Gobierno.

 

¿Cómo surgió la denominación yayoflautas? No sabemos a quién se le ocurrió. Nos planteamos qué contestar si nos preguntaban quiénes éramos. Y a alguien se le ocurrió el nombre, un guiño a los jóvenes del 15-M, a los que Esperanza Aguirre había calificado de perroflautas. Somos hijos del 15-M, nacimos después y como consecuencia del movimiento que comenzaron los jóvenes en las plazas de toda España. Fuimos nosotros los que nos incorporamos a su lucha.

 

Desde entonces han crecido mucho. Muchísimo. Tenemos 14 delegaciones en toda España, más las de Berlín, Colonia y Múnich.

¿Son antisistema? Nos llaman antisistema, pero ¿acaso los gobernantes que tenemos respetan el sistema que nos hemos dado todos? ¿Quiénes son los antisistema? Hoy estamos defendiendo conquistas que conseguimos con la democracia, como la sanidad y la educación públicas. Hoy, todo está a punto de desaparecer por incumplimiento de los gobernantes. 118578-620-282

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