Tercera edad, ¿Visible, dependiente?
Escrito por Yolanda Rodriguez Marian, dedicado a su amiga y nuestra Yayaflauta, Ana Rosa
¿Qué nos pasa a la mujeres cuando ya no somos productivas, ni reproductivas?
Normalmente nos volvemos más invisibles. Se dirá que eso le pasa también a los hombres. Pero si miramos a los medios, los hombres más «maduros» siguen siendo referentes de sabiduria, prestigio y hasta atractivo sexual; podemos citar muchos ejemplos. Mientras que el atractivo sexual y reproductivo de las mujeres ha «caducado», si su vida laboral se acaba, es hora de jubilarse, ¿de desaparecer?
Si se ha cumplido con la máxima de la maternidad se reconoce el mérito de crianza, y se espera a ser el apoyo de las nuevas madres de la familia; aún hay un lugar, privado (¡claro está!), la ¡¿alegría de l@s niet@s?! Se continúa la labor CUIDADORA. Si se ha trabajado cotizando se tendrá una pensión propia y no dependiente. Las estadísticas dicen que hay más mujeres en la llamada Tercera Edad. También dicen que son tan o más dependientes aún que las mujeres más jóvenes, son la «mujer del pensionista», se sigue siendo «ama de casa», es decir, no hay jubilación real; o en el mejor de los casos con pensión propia de menor cuantía. O la pensión de viudedad. Hay recordar que esta pensión es siempre menor que la de cotización, como si las mujeres fueran mediopensionistas, mediopersonas.
Además la crisis ha agravado también su situación , vuelven a tener que hacerse cargo de hij@s y niet@s. Las jornadas de apoyo y cuidados no terminan, no se puede ser dependiente tampoco ahora, se sigue con la «cultura de los cuidados». Tampoco las mujeres de estas edades se libran de la violencia de género, también son víctimas, de sus parejas, o incluso de otros familiares. La salud daría para otro artículo.
Pero en este quiero señalar a unas mujeres que independientemente de su procedencia, de su vida laboral, familiar, han decidido no ser meras «abuelas» y han revolucionado también, con los «abuelos», el ámbito social. Me refiero a las «yayaflautas».
Aquellas mujeres que llevan chalecos amarillos, que protestan, que se reunen, que hablan y que se organizan, incluso figurando menos en las portavocías que sus compañeros yayoflautas. Sin embargo se las ve más, sí, son más, sobreviven más y se las oye más. Son ejemplo de que en ninguna edad la mujer debe dejar su sitio en la sociedad, visible, al lado de los hombres, pero VISIBLES. A veces pienso que son ellos los que están al lado de ellas. Defienden distintas luchas, derechos y logros sociales. Ya son parte de nuestras ciudades. L@s vemos en distintos espacios, en distintos momentos. Nos recuerdan que somos ciudadan@s siempre.
Desde aquí quiero hacer un homenaje a las yayaflautas que conozco, ejemplo de vida, también al final. En especial a Ana Rosa, vecina, amiga, compañera. Tu sonrisa es tu legado, vive en nosotr@s.
Y también la determinación, el tenerlo claro y defenderlo donde haga falta.
Sólo me queda señalaros que leais lo que yay@flautas ponen en su web de Madrid: http://yayoflautasmadrid.org/