Por todas aquellas vidas del 11 – M
Porque fuiste amigo, primo, hermano, novio, novia, marido, familiar lejano;
amor perdido, pequeño confidente, adúltero compañero, asesor, camino,
vecino inmigrante y desconocido, esperanza sin futuro.
Porque te mató la estúpida tormenta del odio y la venganza
para mí ya nada será igual.
Para mí se paró la alocada noria,
ya no galopan los caballos del tiovivo; sólo chocan y mueren las pequeñas ilusiones.
El tren ya no no tendrá ruido.
Ya no hablaremos quedos al llegar la madrugada.
Pero cuando el circo del mundo comience de nuevo a girar porque dicen que la vida sigue indiferente a mi intensa soledad, apretando los dientes y cerrando los puños,
miraré a lo Alto para ver tu recuerdo,
y mentiré pidiendo paz mientras ahogo el eco de mi llanto.
Juan Rivero