La Revolución Noviolenta

(Texto entresacado de http://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/tallerADN.pdf, donde se puede ampliar esta lectura)

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Desde hace ya muchos años, la Acción Directa Noviolenta, es una herramienta fundamental de no pocos colectivos y movimientos sociales: antimilitaristas, okupas, ecologistas, de apoyo con las personas presas, de solidaridad con inmigrantes, sindicalistas, anticapitalistas globales… Sentadas, bloqueos, encadenamientos, escudos humanos, huelgas de hambre, teatro de calle, la afirmación irónica y subversiva, collage y montaje tergiversador o reinterpretativo, arte político, contrainformación autogestionada, el sabotaje simbólico o «no tan simbólico», la fiesta callejera, pastelazos…. Eso son acciones directas noviolentas, mil y una iniciativas incruentas y directas.

 

En estos días de guerra global, de asalto a nuestras libertades civiles, de avaricia particularmente terrorífica, confluyen, afortunadamente, energías, ideas y estrategias: el movimiento antimilitarista y el antiglobalización capitalista. Pero es nuestro mejor deseo que de la convivencia con otras personas y movimientos consigamos un aprendizaje mútuo superior para vivir política y colectivamente de otro modo. Que aún más gentes y organizaciones desobedezcamos a esa tradición política que pretende cambiar el mundo con las mismas armas criminales del sistema que lo destruye, que impide nuestra transformación individual como primer paso para la transformación colectiva.

 

El grupo, un espacio para la confianza y la aceptación, es muy últil para hacerle frente al miedo solidariamente, favorece el refuerzo ideológico, creando un espacio de apoyo mútuo prestándonos mutuamente fuerzas, controlando las reacciones impulsivas, ofreciendo soluciones…

 

Noviolencia no es la mera antiviolencia. La noviolencia no consiste en condenar la violencia, sino en superarla. Se trata de una búsqueda de nuevas formas de organizarse, relacionarse, enfrentarnos a los conflictos y regularlos de forma que la violencia sea superada. Se trata de romper con la espiral de sufrimiento. Por eso ser o actuar de forma noviolenta no significa enviar al infierno a todo aquel que haga uso de la violencia, significa investigar otras vías, proponer nuevas soluciones, ensayar métodos distintos.

 

El punto de partida de la noviolencia es el análisis profundo de la violencia. Cuando se ha comprendido cada situación en la que se impone la violencia, entonces se entiende la noviolencia. Porque donde hay injusticia hay violencia. Por esta razón la noviolencia activa se propone atacar la violencia de raíz, es decir, eliminar las causas de la violencia y de la injusticia que la provocan. Hallar armas incruentas eficaces para entablar la batalla contra la injusticia es nuestra tarea principal.

 

¿Frente al poder armado capitalista que fuerza bélica de similar potencia cabe oponer? Sin embargo, con la Noviolencia elegimos los medios que nos benefician, les arrastramos a un terreno para el que no están preparados.

 

Los valores de la Noviolencia no son un objetivo idílico a conseguir en una utópica sociedad perfecta (tan deseable como difícilmente realizable) a la que es posible llegar por todos los medios y a cualquier precio, sino una realidad a vivir ya mismo como única garantía para hacer posible ese proyecto social liberador.

 

Ahí radica la eficacia de la noviolencia porque requiere un funcionamiento interno, contenidos y metodología de acción coherentes con sus objetivos de transformación.

 

Cuando empleamos la violencia se nos fuerza una y otra vez a justificarnos por utilizarla aludiendo habitualmente a razones de ética y moral de gran impacto social (planteamiento defensivo) y ofrecemos al Imperio un pretexto para justificar su propia violencia, reforzando a su vez el monopolio de su violencia o la idea de que es necesario un aparato militar o represivo que «imponga o recupere la paz y el orden». Mientras que si utilizamos la Acción Noviolenta, será el sistema quien se verá en la necesidad de justificar su violencia la opinión pública, probablemente desacreditándose y aumentando el eco de nuestra acción.

 

Está al alcance de cualquiera, porque nuestra existencia es demasiado importante para dejarla en manos de élites. Porque confiamos en la capacidad humana de autoorganizarse en libertad y asumir responsabilidades. Porque delegar favorece el poder de unas personas sobre otras.

 

Simplemente por actuar de forma noviolenta ganamos simpatías, credibilidad, receptividad y cierta complicidad en amplios sectores sociales. Facilitamos nuestra comunicación con nuestro entorno y el proceso de sensiblización y participación social.

 

La Noviolencia supone un enfrentamiento directo y radical contra los abusos del poder, pero no deteriora, como la violencia, las relaciones sociales por lo que el punto de partida es mucho más favorable para edificar el futuro.

 

La noviolencia al impulsar la desobediencia social y tratar de ejercitar la democracia de base, de crear espacios autogestionados y líneas de actuación alternativas, no limitándose a la denuncia destructiva, socaba la sumisión que alimenta al sistema. Obedecer al Poder nos convierte en parte de él al contribuir a mantenerlo. Si comprendemos que somos parte del problema por colaborar con la injusticia (aún a regañadientes), podemos ser la solución si dejamos de colaborar con la misma.

 

La noviolencia, lógicamente, no desea la represión, pero advierte sobre estar preparad@s para afrontarla. Aunque la prioridad es crear alternativas de forma constructiva, la noviolencia no elude la confrontación porque hacer visible un conflicto es comenzar a resolverlo y además la represión nos amenaza en cuanto llevamos nuestra alternativa a la práctica. Si desobedecemos y no nos reprimen, mejor que mejor, un espacio libre que ganamos. Pero si nos reprimen estamos dispuest@s a conseguir la máxima rentabilidad y que suponga mayor coste reprimirnos que no hacerlo.

 

Por otra parte la represión no debe condicionar nuestra acción ni los objetivos programados. Si nos dejamos absorver por la denuncia antirepresiva cada vez que el Poder ejerza su represión contra nosotr@s, nos convertiremos en sus títeres (será el poder y no nosotr@s quien tenga siempre la iniciativa) al hacernos abandonar nuestros objetivos.

 

Y finalmente…….la Noviolencia es creativa, original, ilusionante, divertida… Si ensayamos herramientas alternativas, métodos distintos estamos creando una nueva forma de entender y hacer política que descubre y ejercita facetas de nuestra propia vida favorecedoras de nuestro desarrollo individual, algo imprescindible para la transformación colectiva. Si exploramos formas nuevas de comunicación social con la acción política, si buceamos en nuestro ilimitado potencial creativo colectivo es obvio que acabaremos o empezaremos por divertirnos. Y qué mejor instrumento de comunicación que una sonrisa, y qué mejor manera de cambiar el mundo que levantando barricadas de sonrisas…

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