El sistema corrupto hace campaña contra “otros sistemas posibles”

 

Los políticos y periodistas de los grandes medios de comunicación, controlados por el poder institucional, se dedican insistentemente a difamar todo lo posible a nuevos partidos políticos y sus cabezas visibles y mirar con lupa las actividades laborales de ciudadanos sin responsabilidad pública, mientras hacen que no existe la corrupción a gran escala de los responsables públicos. No vemos a estos grandes medios pedir nunca lo obvio:

Que el presidente del gobierno dé una rueda de prensa, aportando documentación y contestando a preguntas libres (no pactadas de antemano), para explicar pormenorizadamente toda la trama de corrupción de su partido que presuntamente ha tenido una caja B de financiación ilegal durante años.

Que quienes salen en la lista Falciani nos expliquen por qué tienen su dinero en Suiza.

Que el Rey Juan Carlos I explique por qué su fortuna es difícil de justificar en base al sueldo recibido durante su reinado.

Que quienes deben por su cargo público dar explicaciones, lo hagan en vez de pedirlas a quien no tiene por qué darlas.

Que den explicaciones y sean juzgados quienes perdonan las grandes deudas con Hacienda a los grandes defraudadores y se dedican a usar el Estado para sus luchas políticas partidistas acusando públicamente a un ciudadano de incumplir sus obligaciones tributarias, incumpliendo de paso la ley.

Que quienes ostentan más responsabilidad sean quienes más respondan.

Que quienes acusan a otros que no han gobernado de cambiar su programa político expliquen cómo es que se han dedicado a incumplir el suyo al gobernar, haciendo crecer la “no democracia” que tenemos.

Que quienes se autoproclaman como demócratas sean juzgados por mandan apalear en las calles a pacíficos ciudadanos que reivindican más y mejor democracia, o pan, trabajo y techo.

Poe ello, si queremos y necesitamos que otro sistema sea posible, es un deber inexcusable de todo ciudadano aportar su grano de arena para que nuestros conciudadanos sean conscientes del sistema que tenemos, de la urgente necesidad y posibilidad de superarlo, de que los medios oficiales nos cuentan un mundo al revés al advertirnos del peligro que se avecina para la democracia si votamos “otras cosas”.

Seamos conscientes de que los actuales gobernantes no consultar al pueblo sobre los asuntos más importantes que le conciernen (reforma constitucional para priorizar el pago de la deuda sobre los más elementales derechos humanos, Monarquía vs. República, etc. No nos dan participación ni escuchan. De qué sirve votar a alguien si luego hace lo que le da la gana, si no responde por su mandato.

Se rescata a la banca mientras se desahucia a la ciudadanía. Se protege a los principales culpables de las crisis mientras se deja desvalidas a sus víctimas. Se hace pagar más impuestos a los pobres que a los ricos, más a las personas físicas que a las jurídicas. Tenemos un sistema donde la gente está al servicio de la economía en vez de al revés. Un sistema donde el poder político es controlado por el poder económico en la sombra, parapetado tras el ídolo llamado “mercados”, en vez de al revés. Un sistema donde los gobiernos se sirven del pueblo, en vez de servirlo. Una “democracia” donde se gobierna para ciertas minorías en vez de para la mayoría.

Se necesita un cambio profundo, radical, de raíz. El mundo debe ser puesto del revés para que lo lógico sea lo normal, para que el sentido común deje de ser el menos común de los sentidos. Y en ese cambio debemos participar todos. El mundo lo hacemos entre todos. Todos podemos hacer algo.

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