Sión, los sionistas y Leo Basi
En estos tiempos, mi opinión de Israel y de todo el movimiento sionista eran radicalmente diferente de mis posiciones actuales. Compartía totalmente la narrativa heroica del pueblo judío que volvía a sus tierras después de 2000 años de persecuciones y no tenia ninguna simpatía por los árabes que percibía como unos perdedores, inútiles y llorones.
Solo muchos años más tarde, frente a la verdad histórica y humana de pueblo palestino, descubrió el cumulo de mentiras sobre lo cual el Estado de Israel fue erigido y cambio radicalmente mi punto de vista.
Pero, entonces, no tenia ningún dilema moral en aceptar la oferta que Moshe me había ofrecido. Al contrario, actuar por el ejercito me entusiasmaba.
Así, unos días más tarde, me encontraba ya volando en un avión militar por encima al desierto del Neguev, en dirección de una base de comandos de la marina cerca del puerto de Eilat.
El viaje fue de locos con los músicos de una banda klezmer utilizando el zumbo de los dos ruidosos motores del viejo Noratlas para dar el tono y el ritmo a los clarinetes.
A la llegada, un camión descubierto nos esperaba para llevarnos al campamento, mitad prefabricado mitad lona, en medio del nada donde era previsto el primero espectáculo de mi intercambio «Arte por Papeles».
A pesar de la austeridad marcial, el lugar se presento alegro y incluso animado por la inventiva de los soldados que con unas tablas, 2 paracaídas y bombillas gigantes cogidos de no se sabe donde, habían conseguido construir un pequeño escenario de variedades.
Nunca logro saber la razón de la fiesta, pero visto los esfuerzos de todos, tenía seguramente grande importancia. Era el mes de julio y hacia un calor impresionante hasta noche profunda.
Todo había sido previsto.
– Hay que beber mucho porque aquí uno se deshidrata sin darse cuenta… Hemos dejado agua y fruta en la carpa de los camerinos.
Después de un ensayo veloz para probar las condiciones del escenario improvisado, noto que el publico no era sentado en filas pero alrededor de grande mesas y que más aya un grupo de militares eran ocupados a asar corderos.
Nos presentaron un joven oficial como encargado de todo el evento y fue el a decirnos que la noche era transcendental porque tenían invitados importantes de otras bases de la IDF (Israel Defense Force)
– Ahí en el publico tenemos héroes de Israel.
Fue su comentario entusiasta.
Antes de seguir en la narración, tengo a dar una pequeña precisión sobre el estilo de mis espectáculos entonces. Después de años de entrenamiento con mi padre, siguiendo la tradición circense, yo había alcanzado las cimas del malabarismo antipodista (con los pies) y daba una exhibición impresionante de velocidad y de habilidad, entrecortada por momentos divertidos donde jugaba con el publico. Como todos los artistas de circo, a la hora de actuar, me había encontrado con la clásica contradicción en relación con el espectador: Más uno llegaba a la perfección, más el juego parecía fácil y menos interés producía en el publico … ¡Algo muy frustrante!
Generalmente los artistas adoptaban la solución de equivocarse a propósito, de vez en cuando, para crear emociones y captar la atención de la gente.
Yo lo hacia de otro manera invitando a alguien del publico a probar los ejercicios conmigo, poniendo el pobre voluntario en situaciones ridículos donde sus inevitables ineptitudes hacia reír a toda la platea. Apostar por un humor sádico ha siempre sido latente en mi carácter…
Evidentemente, la clave era de poder elegir la persona justa por el papel y en el contexto de esta fiesta militar opto por intentar a traer al escenario, el oficial de grado más alto. Seguro que por los soldados, ver al comandante ridiculizarse, era el máximo del gozo.
– ¡Disculpe! Ahí fuera ¿Quien es el oficial de más alto grado?
– Hay 3 generales esta noche. El más famoso es el tío rubio sentado en esta mesa en fondo a la derecha. Se llama Ari…Tiene unos cojones.
Es el personaje que necesito, a ver si tengo suerte, pensó en mi mismo.
En la película «Apocalypse Now» hay una escena donde se ven Conejitas PlayBoy bailar frente a un anfiteatro lleno de soldados enloquecidos en medio de la selva . Bueno, sustituyendo el Mekong por el desierto y quitando el peligro eminente de un ataque del Vietcong, l’ambiente de aquel noche no tenia nada que envidiar a lo que Coppola había imaginado. Hasta bailarinas Go-Go salieron para deleitar a los asistentes, todos en uniformes.
Llego mi turno y empezó mis ejercicios. Tenia 21 años, la misma edad que la mayoría del publico.
Desde el principio, la reacción fue entusiasta quizás porque como soldados, el publico podía apreciar más mis esfuerzos físicos. Todo sigue en creciendo y finalmente es el momento del voluntario en la platea.
Sin hesitar, voy directamente a la mesa indicado y micrófono en mano, interpelo al General:
– Me dicen que usted es un hombre valiente… A ver si es verdad y si usted se atreve a sal conmigo en el escenario.
– Hombre, yo he ya dado… Pídelo a uno más joven.
– Esto seria demasiado fácil. Quiero tener el honor de compartir el escenario con usted y se que usted va a aceptar porque en Israel, los oficiales tienen siempre a ser un ejemplo de valor por sus soldados.
Mi respuesta tuvo mucho éxito y el publico empezó a cantar «¡Ari! ¡Ari! ¡Ari!»
Con un gesto reacio muy teatral, se alza de la silla y me acompaña hasta el escenario entre gritos y aplausos de la asistencia.
El juego se cumplo como yo me había imaginado: A cada torpeza del pobre General, del publico salió un delirio de carcajadas. Me recordó, incluso, de haber cogido su cabeza entre mis manos para «ayudarlo» a encontrar las pelotas, moviendo la aquí y aya como se fuera un títere.
Tengo todavía la sensación de su cráneo entre mis dedos…
Duro no mas de 2 minutos, pero fue un triunfo. Además, el General, hubo la inteligencia de aceptar todas las burlas de buen grado, mostrando que era capaz de reirse de su mismo, un trato muy apreciado por todos los presentes.
A la fin de mi exhibición, los 600 soldados presentes me concedían un caluroso aplauso y me fue al camerino muy contento del ocurrido.
A los pocos minutos, el encargado de las fiestas se acerca y me dice que el General quiere invitarme a su mesa para felicitarme.
– ¿Eres seguro que quiere felicitarme y no pasarme por las armas?
– ¡Que va! Esta contentísimo.
Sigo el joven oficial y me lleva hasta la mesa del alto mando. A voz baja me dice:
– Chico, tienes aquí a mitad del Ejercito…
– Eres listo tu… ¡Me has tomado el pelo!… Has hecho bien chico, no hay que respetar a los viejos… Yo no lo hacia a tu edad… Siéntate, ¿Quieres una caña, algo de cordero?
Me habían dicho que en el Ejercito judío la relación entre oficiales y tropa era mucho menos formal que en otros lugares pero la familiaridad del General me sorprendió igualmente.
– Eres muy hábil como malabarista.
– Hace muchas generaciones que mi familia se dedica al circo.
– Que bien. ¿Y te gusta Israel?
La conversación se hacia en Ingles, siempre presente en Israel, como era siempre presente el eterno ¿Te gusta Israel?
– Si mucho. Es muy excitante hay mucha energía… Gente de todo el mundo con ganas de vivir juntos…
Después de haber sido pedido la cosa 20 veces, tenia la respuesta bien ensayada pero mi sentimientos eran sinceros. Como he dicho antes, yo me sentí pro-sionista.
Fue entonces, que llego la otra pregunta clásica:
– ¿Eres Judío?
– No.
El General me mira y me dice:
– Que lastima. Nunca vas a poder conocer a Israel como la conozco yo… Tus ojos ven lo que mi ojos ven, un país joven y dinámica, pero hay una otra dimensión que nunca vas a conocer…
Ahora, querido lector, intentaré ser el mas fiel posible a mi memoria recordando de las palabras exactas del militar. Por muchos años se han quedado grabado en mi mente y han tenido una grande repercusión en mi vida. Estas palabras fueran a la raíces de mi lenta maduración política.
– Cuando yo veo Israel, veo mas aya de la realidad que tu ves. Veo la Israel histórica, del Libro Sagrado. La Israel que dios nos ha dado y ella es infinitamente más bella de lo que tu puedes ver…
Mirando al mi alrededor en la mesa, noto que el ambiente había cambiado En pocos instantes el buen humor se había hecho más serio y la docena de otros oficiales se callaron para concentrar su atención al discurso de mi General. Había mucho respecto.
– Yo no vivo en el mismo espacio tiempo que los demás. No me siento de esta época. Lo descubro en la Guerra del 56. Tengo como una voz interior que me habla: «Hay que hacer esto… Ir por ahí» Me he dado cuenta que no necesitaba de los manuales para liderar un ataque. Tenia todo la estrategia necesaria en el Libro. Muchos de mis ataques contra los Egiptanos eran replicas exactas de las acciones del General Saul. Hasta que un día me ha dado cuenta que era su reencarnación… Yo soy Saul, Tsahal (La espada) y Dios me ha dado la misión de reconquistar nuestras tierras… Ahora, chico, escuchad bien: Para defender lo que Dios nos ha dado puedo, como Saul… Mentir…Robar… Herir o Matar. No tengo escrúpulos, nada será un obstáculo, nunca.
Hablaba tranquilamente sin alzar la voz con una fuerza y una convicción escalofriante. Solo raramente en mi vida he podido encontrar a una persona tan determinado. El otro ejemplo que me viene en mente es Berlusconi que encontré muchos años después… Pero esto es otra historia.
Una vez soltada esta declaración tan intensa, el General se distendí y cambio conversación, lanzando chistes en hebreo a sus compañeros de mesa. Acabo mi comida cortésmente y me despido de la comitiva sin hablar más, era evidente que mi presencia ya no era justificada.
De vuelto al camerino, para recoger mis cosas, el organizador se acerca y me dice:
– Vaya éxito, has pasado 30 minutos a la mesa de Ariel Sharon
Menos de 3 meses más tarde, en la Guerra de Kipur, el General Sharon se cubro de gloria consiguiendo cruzar el canal de Suez con sus blindados y dirigirse al Cairo k fue salvado por una cuerdo Ruso-EEUU
9 años más tarde cae en desgracia por su papel en las terribles matanzas de Sabra y Chatila en Líbano donde miles de palestinos fueron masacrados por milicianos cristianos a los ordenes de Israel.
En 2001 fue elegido Primo Ministro de Israel (Likhud).
En 2006, cae en un coma donde todavía se encuentra, hoy en día.
… De mi lado, unos días después fue dado una extensión de 6 semanas a mi permiso de trabajo en Israel.
No he podido ligarme con ninguna soldada durante el tiempo de mis actuaciones en las bases IDF.