La lucha feminista no se detiene
http://blogs.publico.es/shangaylily/2013/07/26/la-lucha-feminista-no-se-detiene/
El pasado lunes muchas (y muchos) feministas hicimos un nuevo #escrachefeminista, esta vez frente al Ministerio de Sanidad. Las razones sobraban, pero el principal carburante de nuestra rabia fue ese anuncio de que las mujeres lesbianas o solteras, o sea las que no dependiesen de un macho, esto es: las que no fuesen esclavas agradecidas como Ana Mato, quedaban fuera de la reproducción asistida pública.
No sólo nos movió su asalto al aborto o a la restricción de la reproducción asistida, también nos habíamos enterado el mismo día de que a las mujeres que no tengan que estar ingresadas más de 24 horas en un hospital no aparecerán en las estadísticas que el gobierno planea empezar a hacer sobre la violencia machista. El PP vuelve a su estrategia invisibilizadora para negar los problemas que no le interesan. Como cuando solucionó el problema de la peligrosa contaminación en Madrid —que la Unión Europea había denunciado repetidas veces— sacando los medidores de la capital y situándolos en puntos a las afueras.
De hecho, desde el PP intentaron negar la discriminación homófoba en la reproducción asistida pública con otro de sus discursos tramposos de “nosotros no vamos a dejar fuera a nadie”, pero en la nueva documentación se define la esterilidad como ‘la ausencia de consecución de embarazo tras 12 meses de relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos’. Con lo cual, las mujeres sin pareja masculina y las lesbianas quedan obligadas a mantener relaciones sexuales con un hombre.
Si vuelvo a traer el escrache feminista a colación es porque desde diversos medios se dio la sensación de que esa manifestación se limitó al penoso final en el que la policía volvió a hacer uso de una violencia desmesurada contra el pueblo. Pero en pocos sitios se contó que el inicio del escrache fue un éxito y una victoria sobre la policía que intentaba impedirnos manifestarnos frente al Ministerio de Sanidad (los enfrentamientos violentos ocurrieron mucho más arriba, en Cibeles, horas más tarde), dando la impresión de que cualquier manifestación está condenada a no tener lugar o degenerar en violencia policial.
Esto puede desanimar a muchas y muchos activistas o personas solidarias que quieran expresar su oposición a este gobierno represor, así que quiero contar la parte más bonita de ese escrache feminista que debemos repetir hasta hacer recular a este gobierno y a cualquier otro que intente desmontar los avances en igualdad.
Cuando llegamos a la puerta del Ministerio de Sanidad, nos volvieron a mandar a la acera de enfrente (estoy predestinado a estar en la acera de enfrente) como ya hicieron en la protesta por las detenciones de Raúl Capin y Adolfo Luján. Otra vez rodeados de chulería, pensé. Pero para mi sorpresa, la presencia policial era escasa y bastante distendida. Los agentes se limitaron a indicarnos que no podíamos estar en la misma acera del Ministerio y a mirar distraídamente al grupo, cada vez más nutrido, que se formó en la plaza de la isleta del centro. Salvo un absurdo conato de represión que protagonizaron cuatro policías que se lanzaron a preguntar a los yayoflautas que allí estaban con sus chalecos, demostrando que el movimiento cada ves es más transversal, solidario e inclusivo unas reivindicaciones apoyan a otras y no se limitan a su causa. Hablaron con ellos unos minutos y regresaron a su punto de observación (luego pregunté al oficial de mando por qué les habían preguntado y su respuesta fue tan lógica como oportuna: “porque llevan chalecos”, me espetó desconcertado ante su misma estupidez).
La explicación de esta escasez y “tolerancia” policial solo puede ser que la buena convocatoria del escrache feminista les pilló por sorpresa. No se esperaban que, tras la desmesurada violencia aplicada en el anterior escrache feminista en el que directamente dijeron “Vete a casa a fregar” y procedieron a partir cabezas (y en todas las demás convocatorias disidentes), siguiésemos siendo tantos (incluso más). Es la única explicación a su tardanza en reaccionar ante la marcha que acabó por tomar el Paseo del Prado y plantarse ante el Ministerio al que inicialmente nos habían prohibido el acceso. Fuimos un grupo de disidentas las que nos separamos del grupo acorralado en la isleta frente al ministerio y bajo el grito de “Eo, eo, eo, nos vamos de paseo” animamos a muchas personas a subir hasta el paso de cebra de Neptuno para cortar el tráfico. Aunque los escasos policías —estaban desconcertados y se dividieron entre nuestro pequeño grupo y los que se quedaron— que nos escoltaron hasta el paso de cebra intentaron impedirnos cortar el tráfico, de repente parecieron recibir órdenes de no enfrentarse más y, como se ve en este video acabaron por desistir ante nuestros gritos de “Violencia policial es violencia patriarcal” y “fuera”:
A partir de ese momento, llenamos el Paseo del Prado de reivindicaciones y lemas tan divertidos como los que coreamos para denunciar la hipocresía de los cristofascistas y su Iglesia: “La Virgen del Rocío es un tío”, “La Virgen del Pilar es Transexual”, “La Virgen María también entendía”, “Os han engañado, la virgen ha follado”… y así unos cuantos cánticos queer y feministas más.
Por desgracia, unas horas más tarde la policía volvía a sus modos de pisoleros y matones y se dedicaba a agredir a los manifestantes. Pero esas dos horas de unión, magia y fuerza feminista no nos la quita nadie. Volveremos, ¿verdad queridas Paloma, Mar, Hermi y todas y todos los que desafiaron la violencia policial para hacer escuchar y ver que no nos vamos a parar… que la lucha feminista no se detiene .