Homenaje a Marcos Ana y Miguel Hernández………. La voz que no apagó el franquismo.
A voz ahogada.
Magnífica obra, mejor interpretación, inmejorable su mensaje y contenido.
No la veréis representada en los «grandes teatros»…
Quien pueda, que no se la pierda.
Sencilla, rotunda, transmitiendo lo que jamás deberíamos de olvidar.
La lucha por la libertad, la democracia y la dignidad, sigue siendo una lucha de hoy.
Sobre la obra que Marcos Ana dirigió en prisión en homenaje a Miguel Hernández
Esta es una historia de PERSONAS, personas con mayúsculas, personas que en una situación límite de sus vidas, mantuvieron la dignidad, la fortaleza, la solidaridad, las ganas de vivir, y hasta la CREATIVIDAD. Porque tenían unos objetivos muy claros en su vida.
“A voz ahogada” es un obra de ficción, pero basada en personajes e historias reales. El contexto histórico son los años de la dictadura franquista, y concretamente el submundo, la vida dentro de la no-vida, que ha sido poco o nada explicada: LA PRISIÓN.
Es a partir de un hecho insólito, que decidimos que tenemos que explicar esta historia, quizás porque actualmente dicen que sufrimos un crisis de valores y por lo tanto necesitamos historias sobre todo aquello que nos está careciendo, quizás porque el ser humano siempre ha necesitado historias otros seres humanos que superan situaciones de adversidad, o quizás por otras muchas razones. Pero tenemos claro que esta historia es para ser explicada.
Nos hemos reunido con ex presos políticos catalanes que estuvieron en la prisión de Barcelona, en el penal de Burgos, y el penal de Ocaña, y hemos podido conocer anécdotas y vivencias de primera mano. Unas personas llenas de vitalidad, con la ingenuidad de un niño, que tienen un espíritu que está por encima del odio. Y precisamente esto es el que intentamos en nuestra obra, no queremos que haya una atmósfera de odio, ni propaganda para ningún dictador.
En las prisiones, los presos políticos tenían DOS RETOS: por un lado, continuar la lucha contra el franquismo desde dentro, y de la otra, la lucha por sobrevivir. Para luchar contra el régimen, se partía de la FORMACIÓN. En las prisiones se estudiaba, tanto los presos políticos como los presos comunes, los cuales convivían, todo ellos salieron con formación. Había personas muy instruidas como por ejemplo químicos, físicos, médicos, hasta un miembro de la RAE cómo Ángel Poyatos, los cuales todos ellos impartían docencia.
El Penal de Burgos era conocido por la policía como la Universidad de Moscú. Una de las actividades que realizaban, por ejemplo, era la edición de un boletín semanal, y ellos mismos se fabricaban la tinta, y se reunían para leerlo. Se organizó una Comisión Jurídica donde los presos abogados enseñaban derecho penal a sus compañeros para que estos fueran mejor preparados a los juicios, y los códigos penales eran escondidos dentro de libros de Julio Verne. Se trataba de todo en un ambiente cultural y formativo que se llevaba a cabo clandestinamente. Consiguieron la casi imposible fi ta de que en la prisión no se enteraran de actividades tan “peligrosas” como leer, y todo esto, gracias a la complicidad y la fuerza del grupo, que funcionaba como una comuna, donde cada cual tenía un papel asignado, y donde todos los roles eran necesarios y complementarios como en un puzzle.
El hecho insólito que nos explican los protagonistas, que es el punto de partida de nuestra obra es, que una de las actividades que realizaron fue una obra de teatro. El poeta Marcos Ana, organizó una obra de teatro en homenaje a la muerte de otro compañero, Miguel Hernández. Una obra de teatro con ensayos, con libreto, con vestuario, con público, y de manera clandestina. Ninguno de los guardas de seguridad de la prisión se enteró de que una noche del 1960, en el penal de Burgos tuvo lugar la representación de “Sino sangriento”, con la actuación de algunos presos políticos, para el resto de sus compañeros.
Este libreto ha llegado a nuestras manos, y algunos de los presos de aquella época y posteriores están también vivos. Nuestro objetivo es mostrar la creatividad artística de unas personas que hicieron una heroicidad, sin tener la intención de ser héroes. Simplemente convencidos, como ellos nos dicen, de que la cultura y el arte era el único camino para continuar siendo personas en aquella situación indigna en la cual vivían.
Es, pues, un ficción basada en historias y personajes reales, donde hay anécdotas cómicas por diferentes situaciones que se daban, hay las dificultades y conflictos propios de vivir dentro de la prisión, más las dificultades de todo el que implica la preparación de una obra de teatro. Los protagonistas, nuestros personajes, hacían teatro para sobrevivir; lo hacían por ellos mismos y por la comunidad a la cual pertenecían.
Teatro del Barrio · Madrid