No a la Guerra ni a Prepararla.
De nuevo salimos a la calle contra la guerra y su preparación cuando Europa, el gobierno de España y la mayoría de la oposición se apuntan con entusiasmo a la loca carrera de armamentos contra un enemigo que, en buena medida, nos han creado. Como todas las guerras esta que nos preparan también está basada en mentiras, medias verdades e inconfesables intereses creados. La escusa es la guerra en Ucrania, una guerra que los expertos veían venir, previsible, evitable y que pudo pararse en las primeras semanas. Uno de nuestros carteles-protesta dice: «Todas las guerras son evitables, paremos la siguiente». A ese noble empeño dedicaremos también nuestros esfuerzos. Se nos habla mucho de la invasión de Ucrania por Putin, pero se nos ocultan los acuerdos de Minsk, que hubieran evitado la guerra y que Europa firmó no porque quisiera la paz sino para dar tiempo a armarse a Ucrania. Tampoco se nos habla del golpe de estado del Euromaidan promovido por EEUU ni de la guerra del gobierno de Ucrania contra parte de su propio pueblo que se negó a perder su libertad, su lengua y su cultura de manos del nacionalismo excluyente ucraniano apoyado por occidente. Nadie quiere recordar que con la reunificación de Alemania la OTAN prometió que no se expandiría ni un milímetro más hacia Rusia. Nada se nos dice de los instructores americanos que entrenaron a las tropas ucranianas y levantaron instalaciones militares. Como en toda propaganda de guerra, si no estás con el discurso oficial eres un traidor a la patria, un ingenuo y peligroso pacifista o estás vendido al enemigo. No quieren comprender que existan personas que quieran la paz y no se apunten a ningún bando, a ningún militarismo. Estas consideraciones no esculpan a Putin de la invasión de Ucrania pero nos ayudan a entender la realidad para buscar una solución acertada al conflicto, y a comprender que esta guerra fue preparada por numerosos militaristas sin piedad.
Otro de nuestros carteles dice: «Las armas las ponen los gobiernos, los muertos el pueblo». Es una constante de toda guerra. El pueblo ucraniano y el ruso han puesto los muertos por la insensatez de sus gobernantes y los intereses estratégicos de la OTAN. No olvidemos la complicidad del gobierno progresista de España en esta masacre absurda e inmoral que pudo evitarse y que sólo ha servido para engrosar la cuenta de resultados de las empresas de armamento, de las energéticas estadounidenses y de numerosos contratistas, oportunistas y corruptos de todas las latitudes. Parece que también servirá para repartirse el botín de los recursos naturales de Ucrania, razón de ser de numerosas guerras. Ahora nos quieren arrastrar, de nuevo con engaños, a una guerra para la que ya nos han creado un horrible enemigo, con la inestimable colaboración de medios de comunicación manipuladores y serviles con los «Señores de la Guerra». Nos quieren arrastrar a una guerra que nos empobrecerá, con una carrera de armamentos que pagaremos a costa de reducir nuestras pensiones, nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras numerosas necesidades sociales, dejando de invertir en las verdaderas amenazas para la vida que suponen la emergencia climática, la perdida de biodiversidad, la contaminación generalizada o las intolerables desigualdades. Una carrera de armamentos que contaminará aún más ríos, océanos, el aire y la tierra. No olvidemos que «descarbonizar es desmilitarizar». No es una alarmismo propagandístico, El mismísimo Secretario General de la OTAN, Mark Tutte nos advirtió que gastábamos demasiado en pensiones y sanidad y que había que dar una parte para rearmar a Europa. Avisadas estamos. Mienten quienes nos dicen que no afectará a los servicios públicos. Afectará también a los derechos y libertades. Un gasto de 800.000 millones no se hará sin silenciar por todos los medios a la oposición, sin criminalizar a quienes se oponen a este loca carrera hacia la guerra y la destrucción. Un gasto semejante provocará pobreza y descontento entre las personas más vulnerables creando el caldo de cultivo ideal para el autoritarismo de los salvadores de la patria. Más militarismo es menos democracia.
A quienes quieren dividir el mundo entre patriotas y extranjeros, Europeos y enemigos de Europa, hemos de decirles que nosotras lo dividimos entre quienes defienden los derechos humanos y quienes los violan. Estamos con las primeras, con las madres y abuelas ucranianas, rusas, argentinas, palestinas, saharauis o españolas que luchan contra la barbarie, la guerra y su preparación. Si se trata de buscar enemigos, ya saben quienes son los nuestros. Se nos engaña también con el escandaloso gasto militar. Nos quieren hacer creer que es necesario llegar al 2% del PIB cuando hace años que lo hemos superado, rondando ya el 5%, 60.000 millones en 2024. Estamos ya derrochando en preparar la guerra lo que necesitamos con urgencia para cuidar de las personas, del planeta y para reducir drásticamente las tremendas desigualdades. Si con más gasto militar amenazamos más, seremos también más amenazadas. ¿Donde está la seguridad prometida?Del 12 al 14 de mayo se celebrará en Madrid una Feria de Armas que alimentará las guerras, en las que mueren miles de vidas inocentes, para el expolio y control de los recursos en todo el mundo. Una feria, en tiempos de propaganda bélica, que aumentará aun más los beneficios de las empresa armamentistas y contribuirá a hacer del mundo un lugar más inhóspito. Como en otras ocasiones participaremos en las protestas que se están organizando y gritaremos de nuevo «Fuera de Madrid Señores de la Guerra».
Para lograr una verdadera paz en Europa debemos contar con Rusia como país europeo que es, dejar de ser una amenaza y exigir que tampoco nos amenace. La seguridad debe ser recíproca y la escalada armamentista nos lleva por el camino contrario. La negociación, el diálogo, la diplomacia, la mediación de otros estados, el reforzamiento de entidades supranacionales, deben ser el camino para evitar la guerra. Hay que volver a establecer relaciones amistosas de comercio, cooperación e intercambios culturales que fortalezcan el entendimiento, los intereses comunes y animen al respeto a los derechos humanos. La desmilitarización de las fronteras comunes será otro signo de buena vecindad, deseable, posible y negociable. De nada nos sirve en último término la seguridad militar que nos garantiza que el enemigo será aniquilado si nos aniquila. La Destrucción Mutua Asegurada es un planteamiento militarista y criminal que degrada humanamente a quienes lo proclaman y defienden. Aun cuando sólo fuera por una ejercicio de racionalidad y no por amor a la humanidad, nuestros gobernantes deberían sopesar que hacer frente a una potencia nuclear entraña riesgos demasiado graves e irreversibles. Apostamos, como ya lo han hecho más de 100 estados, por la firma del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN).
Podemos evitar la locura armamentista y la guerra. Las perjudicadas somos la inmensa mayoría. Por nuestra seguridad y en defensa propia actuemos:
- Salgamos a las calles a decir alto y claro «NO a la guerra». «NO a la preparación de la guerra».
- Denunciemos los intereses de los «Señores de la Guerra», políticos, militares de alta graduación, empresarios de armas, contratistas…que hacen negocio con la muerte.
- Saquemos a la luz sus mentiras, su manipulación, sus políticas de dominación y explotación, su militarismo patriarcal que nos empuja a la guerra.
- Denunciemos el gasto militar contraponiéndolo con las necesidades sociales en cada pueblo, barrio o ciudad.
- Echemos imaginación para desobedecer a la guerra y su preparación. Pongamos a las personas y el planeta por delante de las patrias.
- Digamos alto y claro: ¡Ni un euro, ni un voto para la guerra!
El lunes 17 de marzo, en Sol. de 18 a 19 hs. Madrid 2025 ¡NO a la Guerra!