Crónica 18J #AdiosMafia y vídeo de juan carlos mohr
Miles de personas indignadas se movilizan al grito de «¡Que se vaya la mafia!».
Miles de personas han salido a las calles de ciudades de todo el país en contra de la corrupción y la impunidad del gobierno. El pico más alto del ‘caso PP’ se ha alcanzado esta semana al conocerse las comunicaciones entre Mariano Rajoy, presidente del país y el ex teesorero del Partido Popular. Es un clamor general en todas las ciudades donde se han y se están manifestando, el pedido de dimisión del gobierno.
Lo característico de la concentración de ayer en Madrid ha sido que la gente ha intentado eludir el control policial ramificando la marcha y ha conseguido nervios en la poli y algo de caos .
Hemos sido bastantes las personas que han salido en varias ciudades pero, efectivamente, se esperaba más gente en las concentraciones, si bien ésto no se puede interpretar como un fracaso, aunque la mayoría de españoles aprisionados en la mentalidad de poca exigencia de constancia y esfuerzo, quieren que ante una acción, el cambio sea inmediato.
La oligarquía se ríe más porque respira aliviada… aunque el día que la cosa pase a mayores, se les helará el corazón en la boca.
Lleva un tiempo perder el temor al poder que grabaron hasta en nuestros genes 40 años de dictadura. Lleva tiempo que la mayoría tome conciencia de que ellos no son nuestros señores sino nuestros meros representantes y que nosotros no somos siervos sino pueblo soberano…
Sabemos que, en breve, algo empezará a cambiar en España. De momento la gente se da cuenta del claro divorcio existente entre el pueblo español y sus representantes políticos y se tiene el deseo de reivindicar una democracia más real, directa y participativa, porque técnicamente es posible.
De la misma manera que hacemos nuestra declaración de renta o realizamos operaciones bancarias a través de Internet, la tecnología actual permite que podamos manifestar nuestra opinión sobre cualquier cuestión política a través de la red, con total seguridad y con un coste perfectamente asumible. Hoy es posible, con las nuevas tecnologías, esa democracia más real, directa y participativa . Es el momento de que empecemos a exigírla.
A la vista de los hechos, parece que la única forma de acabar con los privilegios de la casta política y con ese divorcio existente entre la ciudadanía y sus gobernantes, es que los ciudadanos participemos directamente en la adopción de las decisiones que nos afectan y las que les afectan a ellos.