El avance en relaciones de género igualitarias y satisfactorias

La violencia de género es discriminación y subordinación, una terrible violación de los derechos humanos, pero hay muchas formas de violencia que nos pueden pasar desapercibidas, no son vistosas y son ejercidas a veces sin consciencia de ello por quienes las hacen y por quienes las reciben.

 

CAM00446Es más fácil cambiar un sistema económico y político que la mentalidad y la cultura. La reiteración de un discurso presentado como universalista, ahistórico y totalizante, envuelve el pensamiento de las personas, de sus acciones y conductas, así como el mismo proceso de razonamiento en sí. Es un entrenamiento didáctico-moral, imperativo y mortal.

 

Descubrir y descifrar que los discursos del modelo cultural hegemónico doman y modelan en torno a la interpretación de los mensajes sexistas de la mentalidad popular y del sistema social en general, es importante para el avance en relaciones de género igualitarias y satisfactorias para hombres y mujeres.

 

Mensajes totalmente intencionados y funcionales al sistema, son reproducidos inconscientemente la mayoría de las veces (la herencia en nuestras vidas de la tradición cultural y el peso de la costumbre). Por ello es tan importante poderlos desvelar y conocer, y poder reflexionar sobre el tema, para evolucionar hacia la erradicación de la violencia de género en todas sus expresiones: Verbal, simbólica, psicológica, afectiva, física y moral. En el área de la cultura es donde se está produciendo la batalla del cambio de las estructuras sociopolíticas y económicas en su conjunto.

 

Una sociedad de individuos mejor informados, es también una sociedad más libre, más crítica, capaz de tomar mejores decisiones. Es una sociedad mejor para todos.

 

Durante mucho tiempo se manejó un estereotipo según el cual la mitad de la sociedad debía quedar excluida del pensamiento racional.

 

Pero los estereotipos se cambian obviándolos y dando visibilidad a todos los contraejemplos que podamos encontrar.

 

La historia de los inventos tiene una gran deuda con las mujeres, pues fueron discriminadas, incluso por ley, de los registros de patentes. Y hoy en día, todavía es difícil encontrar en enciclopedias por ejemplo, o incluso en wikipedia, datos o biografías sobre mujeres inventoras, con la excepción de aquellas que consiguieron el premio Nobel.

 

En los Estados Unidos fue en 1790 cuando se abrió la primera oficina de patentes y en muchos estados, las mujeres no podían registrar sus inventos sin incluir como autores principales a esposos, padres o hermanos. Por este motivo, algunos inventores lo han sido ficticios, de mentirijillas y como consecuencia también, algunos inventos no se registraron.

 

La primera mujer inventora, en el registro estadounidense, fue Mary Kies que en 1809 patentó un sistema para tejer paja con seda muy útil para la industria de los sombreros. Desde esta historia citaremos en las próximas líneas algunos, de los muchos inventos de uso cotidiano y otros, que fueron protagonizados por el cerebro femenino, un cerebro inventor.

 

En 1886, Josephine Cochran inventó el lavaplatos, aunque entonces solo fue utilizado por restaurantes y hoteles; en los años 50 del siglo XX, se extendió su uso a los hogares gracias a que la inventora montó una empresa para su fabricación. Margaret Knight, registró más de 25 patentes a lo largo de su vida, desde sistemas de seguridad para la protección de los trabajadores con maquinaria textil (1850, tenía 12 años), o las bolsas de papel, tal y como hoy las conocemos (1870), hasta una máquina automática de enumeración (1894), marcos de ventanas (1894) o varios dispositivos relacionados con motores rotativos, patentados entre 1902 y 1915.

 

A comienzo el siglo XX, Mary Anderson inventó el limpiaparabrisas (1903), antes incluso de la fabricación del famoso vehículo «modelo A» de Ford; después de 14 años de lucha, el dispositivo formaría parte de los accesorios comunes para automóviles. También este siglo tuvo una «señora Edison», como explican Raquel Barcos y Eulalia Pérez del Instituto de Filosofía del CSIC. Con 110 invenciones, Beulah Henry, la Edison, obtuvo 49 patentes, como el congelador para helados al vacío (1912), la protografía (máquina de escribir con 4 copias, en 1932), o la máquina de coser sin bobina (1940). El sujetador, fue inventado en 1913 por Mary Phelps Jacob que vendió su patente a la Warner Brothers Corset Company, que obtuvo en ganancias 10.000 veces el coste de la patente (1.500 dólares) en solo 30 años.

 

Otros inventos femeninos fueron por ejemplo: (a) el cristal no reflectante, patentado en 1938 por Catherine Blodgett, primera mujer en doctorarse en físicas en la Universidad de Cambridge (hoy utilizado en telescopios, cámaras fotográficas?); (b) el conmutador telefónico automático, un software (de los primeros del mundo) para el control de tráfico de llamadas, patentado en 1954 por Erna Schneider, investigadora de los Laboratorios Bell (New Jersey), historiadora, filósofa y doctora en matemáticas; (c) la primera medicina efectiva contra la leucemia (mercaptopurina-6) fue patentada por Gertrude Belle Elion en 1954; después descubriría el Imuran (1962) para evitar el rechazo en el trasplante renal y los conocidos Zovirax («aciclovir») contra el herpes y Allopurinol contra la gota, entre otras 45 patentes más, que le llevaron al Nobel de Medicina en 1988; y (d) el curioso «Tipex» (líquido corrector) inventado en 1956 por Bette Nesmith, secretaria y artista, que creó desde la cocina de su casa y para comercializar su invento la Liquid Paper Corporation; la vendió en 1980 por 45 millones de dólares.

 

Y finalizamos este botón de muestra, sobre inventoras, con aquellas patentes que hicieron posible el refinado del petróleo (zeolite), las fibras Fox-fiber (algodón), Scochtgard (protector de tejidos) o Kevlar (cinco veces más fuerte que el acero), las señales tricolores marítimas para la comunicación en el mar, diversos antifúngicos como la nistatina, o incluso los pantis o los pañales desechables.

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