Compaginad la calle y la red

En la calle están las emociones, lo físico, lo que nos mueve. En la calle está la cara del otro, su manera de hablar o reírse, sus emociones y todo lo que nos permite empatizar con él. En la calle sentimos que somos muchos, nos da energía y nos desprendemos de la sensación de aislamiento y soledad. Nos reconocemos como el 99%.
Por otro lado la calle está limitada. En la calle hay un límite máximo de personas que pueden hablar entre sí, hay un límite a la organización, a la velocidad de transmisión de información, de organización. La organización en la calle no es escalable. Además no siempre es inclusiva, sabemos que no todos pueden acudir a encontrarse, que sólo estamos una mínima parte.
La red es un espacio ilimitado e instantáneo donde millones de personas se pueden encontrar y organizar, por encima de fronteras, uniendo culturas y países. Creando incluso lazos afectivos que de otra forma sería muy difícil crear. La red permite diferentes ritmos de encuentro y trabajo, no sólo el simultáneo; podemos estar todos a la vez o estar cuando podemos, podemos comunicarnos de varias maneras lo cual facilita la participación y la diversidad, y por tanto la inclusividad.
La red es el único espacio realmente democrático, realmente horizontal y descentralizado, donde los grandes poderes no tienen más fuerza que los ciudadanos.
Si se pierde la calle se pierde la emoción. Si se pierde la red se pierde la globalidad, y nuestro arma, informativa y organizativa, más potente.

Fuente: «R-evolución»

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